El terremoto de 1868 y las replicas que le sucedieron, no solo destruyeron el pueblo de Perucho sino que también derrumbaron la capilla que el cura Calvache había levantado un año antes en Capulispungo (nuevo San José de Minas), al mismo tiempo que provocó la muerte de varios moradores. La ausencia definitiva del cura Calvache, que para entonces había abandonado definitivamente el territorio de Perucho, sembraron terror y desaliento entre los habitantes de Minas. En estas circunstancias muchos volvieron a creer que la zona estaba "brujeada".
El propietario de la hacienda Minas, don José Narváez, quiso anular la venta de los terrenos que hasta entonces había sido solo nominal y devolver los 90 pesos que había recibido y no dar escrituras públicas.
Sin embargo, ante los embates sufridos por la naturaleza, el maltrato por parte de los peruchanos, que no querían que se concretara la creación de un nuevo pueblo, y la ausencia sentida del Saserdote Calvache, gestor del nacimiento del poblado, los vecinos de San José de Minas lograron milicias para su territorio. Para San José de Minas, Irubí y Pataquí fue nombrado Capitán don Manuel Erazo González, mientras que para Ascilla, Anagumba y Alance fue nombrado capitán Antonio Ponce Andrade.
En ese mismo año los mineños nombraron una comisión conformada por los señores: José Narváez, Manuel Erazo, Antonio Flores, Domingo Arias, Carlos Álvarez y Agustín Benalcázar; Cuya primera acción fue solicitar al Arzobispo de Quito la residencia fija de un sacerdote con el cargo de "Cura de San Antonio de Minas". Dicha solicitud fue contestada por el Arzobispo José Ignacio Checa y Barba en estos términos:
"Hijos míos ese pueblo no se llama San Antonio sino San José de Minas. Ya decreté al Dr. Calvache que esa nueva parroquia esté bajo la protección especial de María Santísima en el ministerio de su Inmaculada Concepción y bajo el patronazgo del patriarca San José. desde el primero de enero del año entrante residirá en Minas un sacerdote con el título de Vicepárroco. Preparen ustedes todo lo necesario".
El segundo objetivo que se propuso la comisión fue asegurar la venta de tierras que habían sido ofrecidas por el hacendado Narváez. para ello se decidió notarizar lo antes posible la promesa de compra-venta. Así el 16 de febrero de 1870, ante el escribano Sr. Valdez, celebró escritura pública don José Narváez, quien ya había recibido el dinero con antelación, y el Sr Antonio Flores "y por éste a sus comitentes".
Por último, la comisión elevó una solicitud al gobierno de Gabriel García Moreno para pedir la conversión del caserío en parroquia civil. A fines de agosto de 1870, Antonio Flores y Domingo Arias , se presentaron ante el mismo presidente García Moreno, quien después de oírles los despachó con la promesa de que San José de Minas sería elevada a parroquia civil. Por recomendación del presidente de la República, el Ilustre Concejo Municipal, el 14 de septiembre de 1870 dictó el Acta de erección de Parroquia Civil a San José de Minas, dividiéndola de Perucho por los ríos Cariyacu y Cubí.
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